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 Reseña de la inmigración húngara en la Argentina

El primer húngaro que pisó el actual territorio argentino debe haber sido János Varga, jefe de artillería de la expedición de 1520 de Magallanes.
Como es conocido, los sacerdotes jesuitas de la orden de San Ignacio de Loyola fueron las primeras personas notables que a partir del s. XVII se establecieron en la provincia jesuita de Paraquaria (con partes de la Argentina, Uruguay, Paraguay y Río Grande del Sur de hoy). El primer húngaro entre ellos fue Ferenc Limp. Actuó en la reducción de San Juan Bautista, fue director de las de San Lorenzo y de San Ángel. Como geógrafo, dejó la 1ª obra completa sobre la geografía de Sudamérica. La expulsión de los jesuitas lo encontró en Yapeyú (una década antes del nacimiento de José de San Martín), pero ya gravemente enfermo. Murió antes de ser obligado a partir.
También actuaron aquí los jesuitas húngaros Fülöp Ferder y Ferenc Szerdahelyi. Ferder fue director durante 5 años de las misiones de Santo Tomé y luego de la de Loreto. Szerdahelyi actuó en la misión de San Juan Bautista y luego como jefe de reducción de Apóstoles (Misiones).

En su biografía en español “Segismundo”, el jesuita húngaro Zsigmond Asperger figura como el “médico de Hungría”, porque lo era antes de iniciar sus estudios en un seminario jesuita. Llegó a Buenos Aires en 1717, fue profesor en la universidad de Córdoba hasta 1726 y luego se trasladó a Paraguay para combatir, exitosamente, una epidemia de peste. En la opinión de sus superiores, sin su acción curadora la mitad de los indios de la reducción hubieran perecido. Asperger investigó las hierbas y plantas de la zona y preparó más de 100 recetas de herboristería, editadas bajo el nombre “Códice Misionero”, un capítulo importante de la temprana historia de medicina rioplatense.

Entre los jesuitas húngaros se destacó especialmente László Orosz (1697-1773), proveniente de una antigua familia húngara, siglo XII. Viaja como misionero a Sudamérica luego de ordenarse sacerdote. Por su conocida erudición, apenas llegado lo nombran profesor de teología y de filosofía en la capital provincial jesuita, en la Universidad de Córdoba. En 1734 ya es rector de la Universidad y más adelante, como “visitador”, supervisa las 30 aldeas indias cristianas con las misiones más importantes del Paraguay. Recorre casi 6000 kilómetros. En 1742 organiza el Colegio San Ignacio de Buenos Aires, como rector. Con el apoyo del gobernador de Buenos Aires, Domingo Ortiz de Rosas, trae un gran contingente de jesuitas desde Europa para las misiones del Paraguay. Construye el Colegio Jesuita de Buenos Aires en el barrio actual de San Telmo. En 1765 logra un viejo sueño: establecer una imprenta en Córdoba, la 1ª en todos los países del Río de la Plata, Esta imprenta pasó dos décadas después a Buenos Aires, como la “Real Imprenta de los Niños Expósitos”.

Otro húngaro vinculado a la historia del Río de la Plata fue Ferenc József (Francisco José) Debály, músico del ejército húngaro. Nacido en 1791, vino a la Argentina, pero bajo el régimen de Rosas se estableció en Montevideo y llegó a ser el músico oficial del presidente Fructuoso Rivera. Entre otras obras compuso la música de la Marcha de Cagancha, el himno uruguayo y también el himno paraguayo.

Otros inmigrantes húngaros notables del siglo XIX fueron el general Juan F. Czetz y el coronel Mauricio Mayer. Czetz, héroe de la revolución húngara de 1848 contra la dominación de los Habsburgo, llegó a general a los 27 años. En 1850 se exilió en París, donde trabajó como ingeniero. En Sevilla conoció a Basilia Ortiz de Rosas, sobrina de Juan Manuel de Rosas, con quien se casó. En 1860 emigró a la Argentina, donde vivió los últimos 44 años de su vida. El presidente Bartolomé Mitre lo nombra director del departamento de ingeniería militar con rango de coronel del ejército argentino. Como tal prepara los mapas de toda la región fronteriza con Paraguay y Brasil. Luego traza los planes para el ferrocarril Santa Fe-Esperanza-San Gerónimo y construye las líneas telegráficas de Rosario-Santa Fe-Paraná-Concepción del Uruguay. Estando a cargo de la línea de defensa de más de 1000 km de extensión desde Fuerte Sarmiento hasta Pillahuincó, extiende los límites de los agricultores y ganaderos inmigrantes frente a las excursiones de los indios salvajes. El presidente Sarmiento firma en 1870 el decreto de fundación del Colegio Militar de la Nación y encarga al coronel Czetz la organización del futuro instituto formador de oficiales, así como su posterior dirección. Czetz lo preside por 4 años. En 1884 organiza la Academia Militar San Martín y seguidamente una Escuela de Ingeniería Militar y será su primer director. Ya retirado, presenta un plan de demarcación de las fronteras en discusión con Chile y preside la comisión en el estudio de dichos límites. Muere en 1904 y es enterrado con pompa militar en la bóveda de la familia Rosas en la Recoleta. En 1970, centenario de la fundación del Colegio Militar, sus restos se trasladaron a una capilla especial del mismo, en Palomar.

El otro ex-oficial del ejército húngaro ya mencionado, Cnel. Mauricio Mayer, llegó a la Argentina en 1869. Lucio Mansilla lo nombró capitán y en breve llegó a ser jefe del destacamento en la región fronteriza en la lucha contra los indios, en Río Cuarto. Fundó un gran negocio de comercio exterior y de navegación, la empresa Mayer-Brugo, luego transformado en Lloyd Argentino. Como amigo del fundador de La Plata Dardo Rocha, Mauricio Mayer le recomendó numerar las calles de la nueva ciudad. Le encargan la reorganización del Ferrocarril Oeste, casi en bancarrota. Fundó fábricas de gas en La Plata y en Buenos Aires, construyó la primera red de 60 km de largo de gas domiciliario en Buenos Aires. También construyó el puerto de Dock Sud, integró el directorio del Banco de la Provincia y del Banco Hipotecario Nacional. En 1892 fue designado presidente de la Cruz Roja Argentina y, en 1900, presidente del Patronato de la Infancia. Falleció en 1917. Un pueblo a la vera de la línea de ferrocarril a Mendoza lleva su nombre.

A principios del siglo XX nos encontramos con otros húngaros de mérito: János Kronfusz, profesor universitario y destacado arquitecto, a quien se deben muchos proyectos de edificios públicos de Buenos Aires, e Iván Jagsich, geólogo, profesor universitario, fundador de la investigación meteorológica argentina.
La inmigración húngara masiva empezó después de la Gran Guerra 1914-1918. Llegaron contingentes importantes de húngaros principalmente debido al tratado de paz de Trianón de 1920 que desmembró a Hungría en forma cruel. Muchos inmigrantes eran campesinos y obreros. Una cantidad importante fue al Chaco, donde varias ciudades tienen aún hoy una población con presencia húngara preponderante, en especial Villa Ángela, Santa Silvina y Coronel Du Graty, mientras que en Buenos Aires se establecieron mayormente en las zonas industriales como Dock Sud, Valentín Alsina y Wilde. Fundaron varias instituciones, de las cuales aún hoy funciona la Asociación Coro Húngaro de Valentín Alsina.

Otros grupos de húngaros fueron a Rosario, donde funciona la Asociación Húngara San Esteban de Santa Fe. La preside en Rosario la Dra. Rosa Ádám, actual cónsul honorario de Hungría. En Bariloche también funciona un círculo húngaro muy activo.
Muchos de los llegados han contribuido a la vida cultural del país, como el Arq. Andrés Kálnay, constructor de numerosos edificios premiados, entre ellos el Munich de la Costanera Sur, hoy Centro de los Museos Municipales, varios edificios de departamentos de Belgrano, cines, el edificio Comega, etc.

En esa época empezaron a fundarse clubes y asociaciones húngaras en la zona norte, San Isidro, Olivos y Tigre. Funcionaban dos teatros con obras en idioma húngaro y gran concurrencia de público. Se editaban dos periódicos. Llegaron músicos destacados, como Alejandro (Sándor) Szenkár, que fue director de las más importantes orquestas nacionales, muy recordado por sus conciertos en la Facultad de Derecho y en el Teatro Colón, y Roberto (Róbert) Kinszky, más adelante director artístico del Teatro Colón.
El matrimonio Takács llegó antes de la 2ª Guerra Mundial. Su hijo Esteban, nacido en la Argentina, fue secretario de Agricultura y embajador argentino en Canadá y luego en EE.UU. en la época de la Guerra de las Malvinas, con actividad muy recordada. Esteban Takács fue el primer presidente de la Cámara de Comercio Argentino-Húngara (el presidente actual es el Sr. Ervin Kalpakian), formada después de la caída del régimen comunista en Hungría en 1990. Posteriormente fue elegido presidente de FEHRA, cargo que ocupó hasta su fallecimiento.

Otro húngaro destacado llegó en 1941: Ladislao (László) Biro, el inventor del bolígrafo, que lleva en su denominación argentina, birome, el nombre de su inventor. Presentó en Hungría su primera patente en 1938, y luego patentes de sus numerosos inventos en la Argentina. Biro es la única persona de quien tanto el Correo argentino como el húngaro emitieron una estampilla. A los 100 años de su nacimiento en 1999, se colocó una placa recordatoria en su casa de Belgrano. Esta casa es el actual domicilio de la hija de Ladislao, Mariana Biro, directora de la Escuela del Sol, donde también funciona la Escuela Argentina de Inventores.

A fines de la década de 1940 llegó la gran masa de los inmigrantes húngaros, emigrados después de la 2ª Guerra Mundial debido a la invasión del ejército soviético. La mayoría de ellos eran profesionales. Muchas familias se escaparon en los primeros días de 1945 hacia Austria, donde vivieron en campos de refugiados, hasta lograr una visa a algún país que los acogiera. Los países anglosajones tenían cupos de espera de años, en cambio la Argentina, Brasil, Paraguay, Chile y Venezuela abrieron sus fronteras ya a partir de 1947-1948.

Entre estos inmigrantes cabe destacar al gran pianista y compositor, maestro de generaciones de pianistas húngaros en la Academia de Música de Budapest, Ernö Dohnányi, que fue invitado por la Universidad de Tucumán, donde se quedó como profesor desde fines de la década de los 40 hasta principios de los 50. Otro artista eximio radicado en Tucumán como profesor invitado fue el pintor y gráfico Lajos Szalay, entre cuyos alumnos se cuenta una gran cantidad de famosos artistas argentinos, varios de ellos ganadores del Gran Premio del Salón Nacional. También fue relevante la actuación del arquitecto y pintor László Szabó de Dobos.
Con esa inmigración llegaron actores de gran nivel, como Antal Páger, Zita Szeleczky, Olga Eszenyi, Piroska Vaszary, László Szilassy, Júlia Komár, Miklós Hajmássy y Anna Mária Tahy, quienes iniciaron un teatro húngaro de altísimo nivel, con funcionamiento regular.

Muchos húngaros llegaron por la mediación de Mons. Ferenc Luttor, diplomático, protonotario acreditado ante la Santa Sede. Él fue el primer factor aglutinante de todas las actividades intelectuales y de las nuevas asociaciones. Así se formó el Centro Húngaro en la calle Cerrito 1241 de la Capital Federal, bajo cuyo techo funcionó gran cantidad de instituciones como la Academia Mindszenty y la Universidad Libre Péter Pázmány, que desarrollaban una constante y regular actividad cultural. Ya existían la Asociación Húngara de Buenos Aires en San Isidro y la Asociación Cultural de Olivos. Cuando se amplió la Av. 9 de Julio y el edificio del Centro Húngaro quedó bajo la picota, las 3 entidades del norte se unificaron en 1973, formando el club Hungária de Olivos, hoy la institución más importante de la colectividad, presidida actualmente por el Ing. Martín Zöldi.

Aprox. el 60% de los húngaros es de religión católica y un 35% son protestantes. Los católicos se reunieron en la Asociación de los Católicos Húngaros “Mindszentynum”, en Aráoz 1857. Las dos iglesias protestantes principales también tienen su iglesia y sede: la Iglesia Reformada Húngara en Freire 1739, y la Iglesia Luterana, en Amenábar 1767. La colectividad húngara es una de las pocas que aún hoy tiene un periódico editado para la Argentina y el resto de Latinoamérica, cuyo nombre es Argentínai Magyar Hírlap, y es la continuación de una línea de periódicos desde 1929. Su directora es Susana Kesserü de Haynal.

La enseñanza del idioma húngaro entre las dos guerras mundiales se centró en la zona sur del Gran Buenos Aires, siendo el colegio bilingüe más importante, el de Dock Sud. Luego de la 2ª guerra se fundó un colegio de monjas húngaras en Plátanos, cerca de La Plata. Más tarde, el padre József Pesti fundó un colegio en Olivos, el San Ladislao, que hoy cuenta con casi 900 alumnos argentinos desde jardín de infantes hasta bachillerato. El idioma húngaro se imparte para chicos de la 3ª y hasta 4ª generación los sábados en el Círculo Juvenil Zrínyi que funciona en aulas de este Colegio. Los scouts y egresados del Círculo Zrínyi tienen un intercambio de alumnos anual con colegios de Hungría. Además de la juventud, la colectividad también se ocupa de sus ancianos y mantiene un instituto geriátrico de excelente nivel, el Hogar San Esteban, ubicado en Chilavert y cuyo presidente es el Sr. Ladislao Molnár.

Luego del restablecimiento del régimen democrático en Hungría en 1990, se vio la necesidad de crear una entidad que abarcara todas las asociaciones y clubes húngaros. En 1992 se fundó la Federación de Entidades Húngaras en la Argentina, FEHRA (AMISZ en húngaro), de la cual forman parte todas las instituciones húngaras del país. La preside la Sra. Éva Szabó de Puricelli. FEHRA tiene como funciones actuar de nexo entre la colectividad y la embajada de Hungría y también hacia la sociedad argentina, haciendo conocer los valores de la cultura húngara por medio de exposiciones, conferencias, programas de radio y televisión y formando parte de la Federación Argentina de Colectividades.

La FEHRA organizó e.o.: la exposición del Milecentenario en 1996 (por los 1100 años de la fundación del estado húngaro), la exposición de escudos de familias húngaras en la Biblioteca Nacional en 1997, celebración de jornadas húngaras en el Unicenter en 1997, la Exposición Técnica y de Inventores Húngaros en el Centro Cultural Recoleta en 1998, la exposición de artistas plásticos húngaros residentes en la Argentina (entre ellos Anikó Szabó, Magda Frank, Ladislao Kelity y Ladislao Magyar) en el Centro Cultural Recoleta en 2000, año del milenio del reino cristiano húngaro, todos ellos visitados por miles de personas. Además, la FEHRA realizó tres programas de televisión sobre la colectividad húngara en la Argentina de amplia difusión: en 1997 dentro del programa Utilísima, y en 1998 en el Canal Ideas, repetido en el 2000 en el Canal Rural, de tanta repercusión pública que se repitió diez veces en ambos canales, en distintos horarios. Este programa ganó varios premios culturales de los canales de cable. Se realizó además otro programa sobre la cocina húngara en el canal Gourmet en el año 2000.
En 1998, en colaboración con la Universidad de Buenos Aires, Facultad de Ciencias Sociales se organizaron conferencias ilustrativas sobre hechos históricos húngaros, dirigidos por el profesor de la UBA, el Dr. Tomás Várnagy. En 1999, se realizó en el Mindszentynum una serie de conferencias sobre la obra de los jesuitas en la Argentina, con la colaboración del embajador de Bolivia, el Dr. Manfred Kempff, la renombrada historiadora y escritora argentina, Sra. Lucía Gálvez y el Dr. Nicolás Székásy, destacándose la contribución de los jesuitas húngaros a la cultura colonial argentina. En 2000, con motivo del año del milenio, hubo conferencias sobre la historia de Hungría en el Instituto Sanmartiniano, dictadas por los profesores de la UBA, los doctores Nicolás Székásy y Tomás Várnagy y en la Sociedad Argentina de Escritores, por medio del historiador y musicólogo, el Sr. Ladislao Kurucz.

Una actividad cultural de gran repercusión es llevada a cabo por Ars Hungarica, fundada en 2004, con la dirección artística de Sylvia Leidemann, con estudios de dirección coral realizados en Buenos Aires y la Academia Liszt de Budapest. Esta institución cuenta con su coro estable y contrata para sus conciertos a los más prestigiosos músicos argentinos y húngaros. Actuó en varias oportunidades en el Teatro Colón, programas del Mozarteum Argentino, Teatros Avenida y Argentino de La Plata, Museo Nacional de Arte Decorativo y otros prestigiosos escenarios, en sedes de varias embajadas, conciertos con la colaboración de 10 países de la UE (e.o. Austria, Finlandia, Francia, Holanda, Noruega) estrenando obras orquestales, de cámara y corales y óperas.

Una historia más completa de la inmigración húngara desde sus comienzos hasta 1948 se encuentra en un libro compilado por el Sr. Ladislao Kurucz, editado en idiomas húngaro y castellano por la Biblioteca Nacional, en 1999, y presentado por su director, el Dr. Sbarra Mitre. Es la primera vez que dicha Biblioteca edita un libro en dos idiomas. A su vez la Dra. Judith Kesserü Némethy presentó su tesis doctoral en la Universidad de Szeged con el estudio de la inmigración húngara en la Argentina entre 1948 y 1968. El libro fue publicado en Budapest en 2002. Algunos capítulos ya fueron traducidos al castellano.

Se estima que actualmente hay unos 30.000 húngaros o sus descendientes directos en la Argentina, aunque si tomamos en cuenta a todos los inmigrantes originales desde 1900, quienes se casaron con no-húngaros y tuvieron descendencia, podemos estimar que en las venas de no menos de 100.000 argentinos fluye sangre húngara.

Recopilado por Nicolás Székásy
Revisado y corregido por Susana Kesserü de Haynal

 



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